permite seguir viendo un video de YouTube en una ventanita mientras respondes un mensaje o buscas algo en internet. En resumen, se centró en hacer que usar el teléfono fuera más fluido y multitarea de verdad.
Pero la magia no solo estaba en lo que se veía. Por dentro, Oreo fue un campeón de la optimización. Hizo que los teléfonos prendieran mucho más rápido y le puso un freno a las aplicaciones que se comían tu batería sin piedad mientras estaban en segundo plano. Además, implementó la función de autocompletar en todas las aplicaciones, así que tu gestor de contraseñas podía rellenar tus datos de inicio de sesión automáticamente, ahorrándote un montón de tiempo y dolores de cabeza.
Y si hay que mencionar su legado más importante, fue que con Oreo nació Android Go, una versión más liviana del sistema pensada para teléfonos con menos potencia. Esto permitió que muchísima gente pudiera tener una experiencia de smartphone decente sin gastar una fortuna. Así que, aunque ya pasaron varios años, muchas de las comodidades que hoy damos por sentadas en nuestros celulares tuvieron su origen en esta dulce versión de Android.
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